SUEÑO

Autor: Allan Jeovany Milla
Eso me paso esa noche, soñaba consiente de que lo hacia, pero en algún momento de mi cansancio perdí la noción de la realidad y me sumergí en la irrealidad sin ninguna guía mas que el pensarte.
Me encontraba a punto de cruzar una calle durante la hora de mayor trafico. A mi lado se encontraba una joven con sus dos hijos de entre 3 y 5 años, al otro lado un señor hablando por teléfono de lo que le espera en su día de trabajo y detrás de mi un sin numero de peatones y todos pendientes de que el semáforo diera luz verde para cruzar. 
Justamente cuando la luz amarilla salió, uno de los niños de la joven a mi lado se adelanto a cruzar la calle y sin percatarse del automóvil que se acercaba a gran velocidad tratando de cruzar el semáforo antes de que le diera la luz roja, sin pensarlo lance mi portafolio al suelo y corri a quitar al niño del alcance del auto , no se como lo hice pero la ultima imagen que vi antes de ser golpeado fuertemente por el automóvil fue la joven abrazando fuertemente a sus dos hijos, el celular del señor a mi lado cayendo al suelo y la mirada de asombro de los demás peatones.
Sentí el golpe como si cada uno de mis huesos se quebrara como el vidrio, desgarrándome los músculos y la piel, mi cabeza reboto al suelo varias veces dejando mi vista fija al cielo como suplicando vida.


Al tener control de mi sueño pude fácilmente decidir despertar y ahorrarme el dolor pero no lo hice; decidí suplicar por vida, estaba feliz de verme en aquella situación, feliz de estar destrozado, feliz de ver a los paramédicos llegar a socorrerme, feliz de que mis únicas palabras casi incomprensibles por la respiración forzada fueran: llévenme a un hospital.
Pero es raro que, no quería que me llevaran a un hospital para que me trataran y me curaran pronto, si no que el primer pensamiento que me vino a la mente fue, que al verme postrado en una cama de hospital, casi en mi lecho de muerte tu vendrías a visitarme y tendría esa dicha de verte y saber que si te interesas un poco por mi. La dicha de verte sentada a mi lado esperando por mi mejoría, esperando para vivir la vida juntos.
El teléfono sonó, me desperté, y lamente no continuar soñando , lamente no seguir soñando y controlar mis sueño hasta el fin y ver como actuarias al verme , lamente despertarme y volver a mi realidad , volver a la realidad de no tenerte ni aun siquiera en mis sueños.

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